El cuento de Alicia en el país de las maravillas, también conocida como «Alice in Wonderland», es una historia del escritor Lewis Carroll, aunque el cuento infantil adquirió fama tras diferentes versiones que hizo Walt Disney de esta fantástica aventura en 1951.
Como ves, hay diferentes versiones de la famosa historia de Alicia en el país de las maravillas, las propias películas como El sombrerero, libros y dibujos animados. La versión reescrita del libro por Adivinanzas10.com en 2024 es el cuento original para niños y niñas completo, pero corto y resumido. Los cuentos infantiles de princesas Disney son geniales para leer a la hora de dormir o usar en la escuela gracias a sus fantásticas imágenes e ilustraciones.
Puedes leer el resumen del cuento clásico original de Alicia en el país de las maravillas escrito en nuestra web online, o descargar la versión para imprimir en pdf de la historieta.
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Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas
Érase una vez una niña llamada Alicia que tenía una gran imaginación. Las historias que se inventaba en su cabeza eran increíbles y uno de sus más grandes sueños era estar en un lugar donde los animales y las flores hablaran.
Sin embargo, eso parecía que nunca se haría realidad porque, por más que le pedía a su gatita que le hablara, esta nunca decía nada.
Una tarde estaba sentada en su jardín mientras leía un libro, cuando algo impresionante sucedió. Un hermoso y blanco conejo pasó por su lado corriendo, se detuvo a su lado, miro un enorme reloj que llevaba y exclamó:
¡Oh, no, se me hizo tarde!
Alicia se quedó maravillada porque, si los gatos no hablaban, los conejos tampoco. Le pareció tan increíble que decidió seguirlo, hasta que se detuvo a los pies de un árbol. Allí, el conejo se metió en un agujero que este tenía en su tronco y desapareció.
Como su curiosidad era muy grande, Alicia no se lo pensó dos veces y se introdujo también en el agujero, ya que tenía buen tamaño para que ella entrara. Empezó a caer por un tobogán que estaba lleno de toda clase de cosas: libros, jarrones, platos, lámparas, entre otros artilugios que parecían fantásticos.
“Ayudaaaaa” – gritó Alicia entre sorprendida y asustada.
Después de un rato, llegó a un lugar donde había una pequeña puerta que el conejo cruzó con apuro. Alicia intentó abrir la puerta, pero el picaporte le gritó:
“Ten cuidado, niña que esa es mi nariz”.
Alicia no podía estar más sorprendida. Estaba deseosa de ver ese extraño lugar al que había llegado así que habló con el picaporte:
“Por favor, señor picaporte, quisiera salir por la puerta, pero es muy pequeña para mí”.
“Sí, ya veo. Toma del frasco rojo que está en la mesa de allí”.
Alicia tomó del líquido y se hizo muy pequeña, demasiado pequeña para el entorno. El picaporte entonces le dijo que comiera de una galleta que estaba al lado y se hizo enorme. Alicia tomó de nuevo del frasco regulando la cantidad y quedó a una buena altura para salir por la puerta.
Al momento en que salió vio otra vez al conejo que estaba muy apurado:
“Por fin llegas niña, ve y busca mis guantes y mi abanico”.
“¿Dónde los busco?” – contestó Alice
“En mi casa, ¿Dónde más? ¿Es que acaso no sabes nada?”
“Disculpe, señor conejo, no sé dónde queda su casa”.
El conejo salió corriendo en una dirección y Alicia empezó a perseguirlo pensando que era un conejo muy extraño. La verdad es que él corría más rápido que ella y muy pronto lo perdió de vista.
Se quedó estática en el lugar en que estaba pensando en qué dirección tomar y escuchó unas risas. Cuando subió la mirada, vio a un gato de cara extraña y le preguntó qué camino debía seguir.
“Si te vas por la derecha, vas a llegar a la casa del sombrerero. Si te vas a la izquierda, encontrarás al conejo. No importa lo que hagas, ambos están locos”.
Apenas terminó la frase, el gato desapareció y le apareció su cabeza flotando al frente a Alicia:
“La reina quiere que juguemos hoy, ¿Vendrás?”
Volvió a desaparecer y Alicia se fue en busca del conejo. Lo encontró tomando el té con el sombrerero celebrando un no-cumpleaños. Había pastel, se acercó a soplar las velas y el pastel estornudó llenándola de betún. Alicia se molestó con esa broma y más cuando el sombrerero le hizo una pregunta:
“A ver si tú sabes, ¿por qué el cuervo es negro como una pizarra?”
Alicia no sabía la respuesta y de cualquier modo ya aquel lugar no le pareció divertido. Decidió que quería volver a su casa. Intentó retomar el camino, pero no sabía cuál era el correcto.
Internándose en el bosque, se encontró con dos hombres pequeñitos y gordos que la invitaron a bailar. Ella bailó con ellos y les preguntó lo que le había dicho el sombrerero.
“Eso es un gran secreto” – fue lo que le dieron por respuesta.
Alicia siguió avanzando y se le apareció otra vez el gato que la envió por el camino del jardín de la reina, advirtiéndole que no la hiciera enfadar.
Allí se encontró con unos jardineros que estaban pintando las rosas de color rojo. Alicia se sorprendió:
“¿Por qué hacen eso?”
“Porque las rosas debían ser rojas, no blancas”
“Tú, ¿quién eres?” – Le dijo la reina que apareció por sorpresa.
“Mi nombre es Alicia y quisiera encontrar el camino para volver a mi casa”.
“No eres de corazones, ni de copas, ni de espadas, ni de oro… eres una intrusa. Que le corten la cabeza.” – dijo la reina.
Todos acusaron a Alicia por hacerle perder la paciencia a la reina. Ella los llamó locos porque no había hecho nada de eso. Los guardias de la reina la tomaron por los brazos y la levantaron:
“No les tengo miedo, no son más que unos naipes.”
En ese momento, sintió algo cálido en su mano. Cuando se dio cuenta era su gata que había saltado a su regazo. Alicia se había quedado dormida en el jardín y todo lo que vivió fue un loco sueño.
Aprendizaje, lección o moraleja de la historia de Alicia en el país de las maravillas: esta fábula o cuento nos enseña que la mente no tiene límites, la imaginación es infinita. Además, que todos nuestros sueños son posibles.
