El lobo y los siete cabritos o cabritillos es un cuento de hadas (n.º 5) escrito por los hermanos Grimm en 1812. Esta fábula infantil, popular y tradicional se ha transmitido de generación en generación por todo el mundo, pues enseña una gran lección sobre prudencia y cautela a los niños, además de mostrar el amor de una madre sobre sus hijos.
Hay diferentes versiones de la famosa historieta de los 7 cabritos y el lobo, incluso películas y dibujos animados. La versión reescrita del libro por Adivinanzas10.com en 2024 es el cuento para niños completo, pero corto y resumido. Genial para leer a la hora de dormir o usar en la escuela gracias a sus fantásticas imágenes e ilustraciones.
Puedes leer el resumen del cuento clásico de los siete cabritillos de los hermanos Grimm escrito en nuestra web, o descargar la versión para imprimir en pdf de la historia.
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El lobo y los 7 cabritos
Érase una vez, un hogar adentrado en el bosque en el que vivía felizmente una mama cabra junto a sus siete cabritillas.
Los pequeños cabritillos vivían tranquilos, sin preocupaciones, pues su mamá siempre los protegía y cuidaba. Un día, la mamá cabrita tuvo que salir en búsqueda de alimento para sus siete bebes, pero antes de salir, advirtió a sus pequeños.
“Mis pequeños siete cabritillos, me tengo que ir a hacer unos recados para traer comida, así que os quedaréis un rato solos en casita, recordad, por ningún motivo abráis la puerta a nadie hasta que yo vuelva. No olvidéis que el feroz lobo vaga por el bosque y vendrá a comeros mientras yo no esté”.
“No te preocupes, mamá, estaremos muy atentos”.- Dijeron los siete pequeños.
Poco tiempo después de que su madre se alejara por el sendero del bosque, mientras los siete cabritillos jugaban y se divertían dentro de su hogar, escucharon que alguien estaba llamaba a la puerta “¡Toc Toc!”
“Pequeños míos, ha llegado mama a casita, por favor, abridme la puerta”.
Los siete cabritillos notaron extraña la voz de su madre, esa no era ella, debía ser el lobo.
“No abriremos la puerta. Mamá sigue fuera, recolectando comida para nosotros”.- Respondieron los pequeños.
El lobo feroz se enfadó por no conseguir entrar en la casa, así que huyo hasta su guarida y se comió un puñado de huevos para suavizar su voz. Pasado un rato, volvió a la casa de los siete cabritos y una vez más repitió con mucha delicadeza:
“Pequeños míos, ha llegado mama a casita con una sorpresa, por favor, abridme la puerta”.
En esta ocasión, la voz del feroz lobo era tan parecida a la de mamá cabra, que los siete hermanitos decidieron observar por debajo de la puerta para ver quién era. Los 7 cabritillos pudieron ver las oscuras y peludas patas del lobo, y aterrorizados, nuevamente, los pequeños chillaron:
“No abriremos la puerta. ¡No eres nuestra madre, eres el lobo!”.
A pesar de esto, el feroz lobo decidió no darse por vencido y corrió de nuevo, pero esta vez fue a un molino cercano para pintarse el pelo con harina de trigo y conseguir blanquearse las patas como mamá cabra. Por tercera vez, el lobo acudió a la casita de los seis cabritillos.
“Hijitos amados, ha llegado vuestra madre, abridme la puerta”.
Los pequeños volvieron a repetir todo aquello que habían hecho las otras veces, escucharon atentos su voz y además miraron bajo la puerta para ver las patitas de su querida madre. Esta vez, sí creyeron que era su madre y los siete cabritos abrieron la puerta al lobo feroz.
Aterrorizados, los siete hermanos cabritillos intentaban huir por toda la habitación, pero, por desgracia, el feroz lobo era mucho más ágil.
Primero consiguió cazar al cabrito que se había escondido en la chimenea, seguidamente al que se ocultó debajo de la cama, después al que se enganchó de la lámpara, al que se había escondido detrás del enorme piano y, por último, el cabritillo que se encontraba debajo de la alfombra.
El lobo fue alimentándose uno por uno de las pequeñas cabras, sin percatarse de que uno de los cabritillos se encontraba escondido en un armario de la habitación.
El lobo satisfecho, consideró que era momento de huir de la casita y buscar un buen lugar para descansar.
Unas horas más tarde, la madre de los siete cabritillos regreso a su hogar, feliz por encontrarse de nuevo con sus hijos y traerles mucha comida. Pero, desgraciadamente, se encontró con una horrible escena, únicamente quedaba uno de sus hijos, al que envolvió con sus brazos mientras le contaba lo ocurrido entre sollozos.
Velozmente, la mamá cabra decidió salir en busca del peligroso lobo, y tal como ella imaginaba, lo encontró acostado sobre la verde hierba, a la sombra de un árbol y roncando como nunca lo había hecho antes.
Tenía que rescatarlos, así que, con mucha valentía, la mamá volvió a casa, cogió un cuchillo y estaba dispuesta a rajar al lobo para sacar a sus hijos, y así fue.
Una vez estaban todos fuera, la mamá ordenó a sus siente hijos que fueran a recolectar piedras y rocas. Rellenaron la tripa con ellas, y después, cosió la barriga con hijo y aguja.
Cuando el lobo feroz despertó, se sentía enorme y pesado, además de sentir mucha sed, por lo que fue al río a beber agua. Descendió hasta el riachuelo y se agachó para beber agua. Pero, debido a todo el peso que llevaba, el lobo cayó dentro del cauce y fue arrastrado por el agua río abajo. Nunca más volvió a aparecer por allí.
La familia de la mamá y sus siete cabritillas vivió feliz por siempre, pero aprendieron una gran lección, deben ser prudentes y cautelosos, nada es lo que parece, las apariencias engañan, y nunca hay que fiarse de los extraños.
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