El cuento clásico-contemporáneo El Patito Feo es un libro del escritor y poeta danés Hans Christian Andersen, publicado por primera vez en 1843. Es una fábula infantil, popular y tradicional que ha llegado a todo el mundo y en diferentes idiomas.
Hay diferentes versiones de la historia del Patito Feo, incluso películas, dibujos animados y juegos interactivos. La versión reescrita del libro por Adivinanzas10.com en 2024 es el cuento para niños completo, pero corto y resumido. Los cuentos de animales son geniales para leer a la hora de dormir o usar en la escuela gracias a sus fantásticas imágenes e ilustraciones.
Puedes leer el resumen del cuento clásico original escrito en nuestra web, o descargar la versión para imprimir en .pdf de la historieta.
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El patito feo
Érase una vez, una Señora Pata, que como de costumbre, en los meses más calurosos del año empollaba sus preciados huevos a la espera de que nacieran sus hermosos hijos.
Pero no solo la mamá pata estaba a la espera del nacimiento, las demás mujeres pato también anhelaban que llegara el momento en el que los bebes rompieran el caparazón, pues siempre tenía a los patitos más hermosos del estanque.
Por fin, aconteció el momento que tanto deseaban, provocando un gran revuelo entre todos los patos. Poco a poco los bebes iban saliendo del huevo y los patos del estanque recibían con gran júbilo a los nuevos integrantes, tan grande fue el alboroto y la alegría, que no se dieron cuenta de que faltaba uno por romper la cáscara del huevo.
El último huevo gozaba de un tamaño superior a los demás, pero aún se mantenía sin una sola grieta en su cascarón.
Pasadas unas horas, el pico del pato comenzaba a picotear y agrietar la cáscara ¡Él bebe pato estaba a punto de nacer!
Y así fue, el bebé pato no tardó mucho en salir, aunque para sorpresa de todos los animales expectantes del nacimiento, este pato era realmente feo, de color gris y mucho más grande que los demás, quedaron espantados.
La mamá Pata quedó verdaderamente sorprendida, pues jamás había tenido un hijo como ese. Comenzó a sentir vergüenza de su bebé, por lo que, desgraciadamente, no lo trataba igual que al resto de patitos recién nacidos.
Pero el patito feo no solo fue rechazado por su mamá, también por cada uno de los miembros que componían el corral y por sus hermanos.
El patito, se sentía feo y solo, pero estaba convencido de que dejaría de ser feúcho cuando creciera y no fuera un bebé. Pasaban los días, y poco a poco, el patito feo se hacía más larguirucho y alto, sin embargo, seguía siendo feo.
Además de feo, era mucho más torpe que el resto de los patitos, constantemente se caía al suelo al caminar. Acabó convirtiéndose en el foco de burlas y risas de todo el corral.
Acomplejado y triste, decidió que lo mejor para todos era escapar de ese horrible lugar, nadie lo quería y él no era feliz. El patito feo comenzó a buscar la forma de huir, y le fue realmente fácil, pues encontró un pequeño hueco por el que escapar.
Una vez fuera, emprendió un largo viaje en busca de una nueva vida rodeada de felicidad y alegría, un lugar en el que fuera amado por aquello que era y no juzgado por cómo se veía.
Tras largos días de búsqueda, el patito feo vio una granja a lo lejos, y decidió acercarse. Allí vivía una abuelita que, sin dudar, decidió abrirle las puertas de su hogar.
El patito, ilusionado y feliz, pensó que dejaba el sufrimiento atrás, pero al contrario, comenzaba una nueva pesadilla. Se dio cuenta de que la abuelita era realmente una malvada bruja que deseaba comérselo. Por suerte, pudo huir de allí.
Los días corrían y el pequeño patito feo seguía vagando por los caminos sin encontrar un hogar. A lo largo del tiempo se enfrentó a una innumerable cantidad de problemas, como ser perseguido por cazadores, e incluso el frío invierno cayó sobre él, dificultándole encontrar alimento.
Poco a poco la nieve comenzó a derretirse y la cálida primavera comenzaba a asomarse. Durante uno de sus recorridos, vio a lo lejos un grupo de hermosas aves volando. Eran elegantes, llenas de belleza y con un porte realmente exuberante, definitivamente eran cisnes.
Lo primero que pensó el patito feo era la gran diferencia que había entre él y aquellos hermosos cisnes, lo cual le acomplejó enormemente, aun así, decidió acercarse a ellos y preguntarles si podía unirse a su familia.
«¡Por supuesto, cómo uno de los nuestros no va a poder disfrutar de este extraordinario lago!» – Respondieron los cisnes.
El patito feo se ofendió con aquellas palabras y contestó:
«No os burléis de mí. Sé que carezco de vuestra hermosura y elegancia.»
«¿Por qué nos íbamos a reír de ti? Mira tu reflejo en el lago y verás que eres tan hermoso como nosotros.»
Sorprendido por las palabras de los cisnes, el patito feo se dirigió con gran temor a ver su propio reflejo en las aguas del estanque.
Cuando vio su reflejo quedó asombrado, no podía creer lo que sus ojos veían, su rostro y porte era hermoso como el de los demás cisnes.
Entonces entendió, que a lo largo del camino él había crecido y se había convertido en un animal adulto. Ya no era ese bebé feo, sino que se había transformado en una hermosa ave llena de elegancia y sutileza.
Aquella señora pata que lo ignoró no era su mamá, ni los patitos sus hermanos, seguramente su huevo quedó extraviado, él era un hermoso cisne. Y no solo eso, sino que era el cisne más hermoso jamás visto.
Desde ese momento, comenzó una nueva vida en el estanque, una vida feliz junto a una familia de cisnes que lo querían y valoraban por lo que era, no por su aspecto.
La enseñanza o moraleja de El patito feo es algo que no debes olvidar nunca: no se debe juzgar a alguien por su apariencia, la belleza reside en el interior.